miércoles, 26 de noviembre de 2014

¡Libertad a los once detenidos el 20novmex!

A seis días de la multitudinaria marcha del 20 de noviembre (una marcha pacífica hasta que intervinieron los infiltrados y la policía en sincronía teatral poco ensayada pero efectiva) y que derivó en el arresto de 11 “anarquistas”, me surge una serie de dudas, todas ellas provocadas por la misma actuación de las autoridades. Quien quiera ver que vea (quien tenga otra perspectiva, por favor, alimente el debate con respeto y deje un comentario. Si eres troll, pues ya sabes qué hacer… y luego pasa por tu torta).
            Esto es lo que yo creo y espero ser fiel a la utópica objetividad.
1.      El día 20 hubo dos movilizaciones. Una en la mañana y otra en la noche. La primera fue realizada en las inmediaciones del aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, sobre Circuito Interior. Hubo disturbios, se arrojaron bombas molotov, se amenazó con prender una pipa de combustible (¿quién iba a ser el mártir que le iba a poner el cascabel a ese gato motorizado y salchichesco? ¿Y con qué? ¿Con un cerillo? ¿Con un spray de pelo?), los granaderos avanzaron y, con un gran despliegue de efectivos policiales, fueron incapaces de cercar a los “anarquistas” en las calles de colonias fácilmente cercables, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de efectivos de que dispone esta ciudad.  Al final, los medios, incluido Televisa, reportaron que la autoridad afirmaba haber detenido a 15, quince, QUINCE individuos (¿dónde están esos QUINCE? ¿Qué ha sido de ellos? ¿Dónde quedó el registro de su presentación ante el MP? Aquí es donde yo supongo que, como su actuación mañanera no espantó lo suficiente a los miles que salieron en la tarde, se tuvo que aplicar el plan B: mandar a los mismos cabrones infiltrados a sabotear en la tarde UNA MARCHA PACÍFICA, pues a ellos, a diferencia de los arrestados en la tarde, sí se les concedió una libertad caucional y no se les envió a reclusorios federales de alta seguridad).
2.      En la tarde, tras cuatro horas de una marcha pacífica (en la que sí, se quemaron efigies de los ineptos, pero no a los ineptos porque tampoco somos una turba linchadora), amparados por la muchedumbre, comenzó la “coreografía” a que se refiere Tryno Maldonado en su columna. Sin aviso previo, la “polecía”, tras recibir sus órdenes (órdenes que algunas afirman que se repartieron desde el día anterior), avanzó con toletes (sí, señor Mancera, con toletes, no diga que sólo con escudos disuasivos, como usted afirmó en directo) sobre los participantes ajenos a los desmanes, quienes únicamente estaban “arrojando” su enojo y solidaridad por la desaparición de 43 normalistas. Allí, otra vez la “polecía” aseguró que había atrapado a 11 sujetos “anarquistas” que estaban sospechosamente ligados por el nombre clave de “compas” (y que tantos chistes ha generado en las redes sociales).
3.      Ahora bien, días después, la fiscalía (es decir, el MP, es decir, la parte acusadora que está encargada de llevar el caso frente al juez) ha decidido fundamentar las acusaciones sobre estos 11 justamente en eso, en los dichos de la policía, que tantos chistes ha provocado. ¿Por qué hace eso? Porque está tratando de fundamentar un caso endeble que un abogado incluso mediocre pueda tumbar con facilidad y, con ello, liberar a 11 inocentes (al chileno ni siquiera le aplicarán el 33) que tendrán que regresar a firmar cada lunes hasta que ellos quieran. De cierta forma, la autoridad, al usar como único recurso los dichos de los policías (cuando bien podrían usar videograbaciones de UNO DE LOS CENTROS HISTÓRICOS MÁS MONITOREADOS POR CÁMARAS DE SEGURIDAD DEL MUNDO), está poniendo en charola de plata la liberación de 11 inocentes.
4.      Entonces, si la propia fiscalía lleva a cabo eso, si la propia fiscalía es tan laxa con sus acusaciones, ¿qué podemos pensar? A mí sólo me queda una respuesta: están tratando de meter miedo en todos aquellos que se manifiestan para que dejen de hacerlo, para que se dejen de sus “marchitas justicieras”, para tratar de recuperar una “tranquilidad” que desde el calderonato (y sexenios atrás, pero particularmente desde el calderonato) no existe.

Seguiremos informando… Seguiremos indagando… (Lo cierto es que, con el limbo legal que existe sobre el mando policial en el DF, tanto el presidente Peña como el jefe de gobierno Mancera, son responsables de la represión ocurrida en el Zócalo el 20 de noviembre pasado).
      


martes, 25 de noviembre de 2014

A favor de la renuncia de Mancera (entre otros)





Hasta ahora, la responsabilidad por los actos de brutalidad policiaca y represión cometidos por la autoridad el pasado 20 de noviembre no han tenido una respuesta clara de su principal responsable: el doctor Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de la capital. Aparte de las palabras hueras del secretario de Seguridad Pública del DF, que calificó los golpes y ataques contra la población civil pacífica (incluidos niños) como “gallardía” policiaca (flaco elogio para la institución), nada se ha dicho de la falta de protocolos claros para responder en estos casos.
Ricardo J. González, coordinador del Programa Global de Protección Article 19, en una carta abierta al secretario de la SSPDF pregunta:  “¿Por qué razón decidió no dar un advertencia previa para permitir que la gente desalojara la plaza voluntariamente como dictan los estándares internacionales en la materia?”
Sólo el silencio ha respondido a esta pregunta. Bueno, más que el silencio, el ninguneo. Como si la pregunta jamás hubiera sido hecha.
A mí, sin embargo, me parece aún más grave que quien estuvo al tanto públicamente de lo que ocurría en la Plaza de la Constitución fuera el doctor Mancera, desde el C4. La prueba la aportaron ellos mismos en su cuenta de Twitter.


Y estando allí, con la ventaja de las cámaras, conscientes de dónde estaban los sujetos provocadores, conscientes de que podían aislarlos del resto de los manifestantes, fue incapaz de articular una estrategia sencilla con la que llamara a que la gente se retirara y poder arrestar ahora sí a esos provocadores, con pruebas videograbadas de por qué se lo merecían y no sólo por los dichos de los policías, que supieron que a quienes agarraron en la bola eran culpables porque entre sí se decían “compas”… (Ojo: la fiscalía decidió "no presentar pruebas videograbadas de esos hechos", con lo que se enrarece más la actuación policiaca y se hace más notorio que los que agarraron no eran y que los que sí eran son infiltrados a los que no se persigue).
En lugar de un actuar conforme a derecho, conforme a un entrenamiento de contención mínimo, atacaron a los manifestantes indefensos sin aviso previo con gas lacrimógeno, como lo narra el escritor Tryno Maldonado.
¿Dónde quedó la “inteligencia” de la que tanto hacen gala estas autoridades? ¿Dónde el derecho a la manifestación con que se llena la boca la izquierda mexicana? Rompieron con sus tradiciones y atacaron a la población civil que había acudido a manifestarse pacíficamente. A la izquierda se le voltearon los pulgares y ahora, en la política mexicana, hay dos derechas.
El doctor Mancera, sólo por este hecho, debería estar presentando su renuncia ya y dejarle el cargo a alguien que tenga capacidad de gobierno (la de él sirve quizá en otro punto de la burocracia) y, mínimo, un poco de buen corazón hacia sus gobernados.